miércoles, 27 de abril de 2011

nadie como ELLA...

Miércoles 20 de Abril de 2011, 2:30 de la madrugada y de repente, se para. Su sufrimiento, su fin, aquel que no hizo justicia, aquel que no era el que merecía, de esa manera tan distinta a la que tenía que haber sido, aquel calvario, por fin la dejó descansar en paz.

Ella dura, fuerte, luchadora, incansable, pero esta vez se apaga físicamente pero nunca en nuestros corazones. Ella amiga de muchos y enemiga de pocos, abuela, madre, llena de coraje, de esfuerzo y de entrega. Llena de ganas de comerse el mundo y no dejar que ese mismo mundo le pegue ni el más mínimo bocado.

Ella sin una infancia fácil, pero con superación, ella sin una vida de rosas pero convirtiendo los más feos cardos en las más bellas rosas. De un camino rocoso, un camino llano; de una montaña, una ladera; de una gota, océanos.

Permítanme hablar desde el punto de visto de nieta, de esa parte tan distinta a la de hija o hijo, hermana, cuñada, suegra, tía, etc. De esas miles de formas-palabras, que son o definen un vínculo familiar, que son una correspondencia respecto a Ella. Permítanme decir que era la “mejor abuela”. No piensen en el concepto de “mejor abuela” como la perfección, no. Sino con esas imperfecciones, que la hacían única pero que configuraban a su vez una perfección para nosotros. Si, con esto incluimos su mal humor(alguna vez que otra lo sacaba), sus pequeñas locuras, sus pequeños gestos que la hacían irrepetible, una especie en extinción.

Podría contaros miles de cosas, miles de maneras de ser suyas, miles de historietas, miles de anécdotas con las cuales podemos definirla, decir que Ella, María Cuesta Ruiz, se ha ido físicamente pero no sentimentalmente, ya que cada gesto, regañina, recompensa, enseñanza, etc. han configurado lo que muchos vamos siendo, han tenido parte de culpa (entiendan en este caso como culpa- suerte) de formar parte de nuestra personalidad. Por todo ello y más, por todo lo nombrado y lo qué se me ha quedado sin nombrar, ¡gracias Abuelita! TE QUIERO.

En muchas ocasiones la vida nos juega una mala pasada...