martes, 27 de septiembre de 2011

Hicimos amor.

Rápido. Demasiado rápido. Lento. Demasiado lento. Sigue, prosigue, no te detengas. Respira, suspira, inspira, oxígeno. Acércate, más, un poco más. Roza, rozo, rozamos, sentimos. Uno, dos, tres, muchos, infinitos besos. Caricias solas, pasajeras pero eternas.
Allí, aquí, allá, acá. Fue, fuimos, y vamos siendo. Tú y yo. Él y ella, simples perturbaciones. Dentro, muy dentro. Unión, comunicación, complementación, dos. Nos tenemos, nos amamos, nos odiamos. Corres y corro. Ve rápido, pero frena, cambia de ritmo, aguanta, perdura, dura. Hagámoslo eterno.
Calor, subió la temperatura. Nos movimos. Arriba y abajo. Respiraciones descompensadas. Éxtasis y sudor. Ahora sí, juntos, muy juntos. Con-penetración. No dos, sino uno. Tú apretas, yo araño. Todo vivido. Hicimos amor.
Explosión para una posterior calma. Grito para un posterior silencio. Separación.
Nos convertimos en rehenes, esclavos, pero dueños. Dominantes de esto que pronto se acabó. Nada igual, todo ido, en otro sitio. Lo único que seguía en el mismo lugar fue la cama. Lo demás, en el pasado.
Pasado amado. Amado, vos.

sábado, 3 de septiembre de 2011

ALEJANDRA NAVARRO CUERDO

Y después de mes largo sin volver a escribir me paro frente al ordenador. Tan solo quedamos unos pocos, son las 17:43 del día 31 y ya he visto irse a varios de mis amigos, pero en unos minutos me tocara dar el adiós más difícil.

Poco a poco, ha pasado de ser la desconocida de la villa número 2, a conocida, a amiga, a imprescindible para mi. No es tan solo amiga para 15 días anuales, sino amiga para una vida eterna. Eterna pero corta. Corta en tiempo, pero no en momentos. Momentos compartidos, divididos, sentidos, vividos junto a ella. Ella, si ella. ¿Quién es?, mejor, ¿Quién no soy sin ella? ¿Sin ella? Nada. ¿Con ella? Todo. Un todo en letras mayúsculas.

Cada año más duro, más unidas, más. Vuelven las promesas de vernos. Vernos allí o aquí. De llamadas infinitas. Infinitas de verbos, sustantivos, adjetivos, amistad. Amistad, llamadas. De quemar el teléfono y nuestra oreja. Con segundos de silencios, pero cómplices. Con minutos de tan solo decir tonterías. Tonterías frente a horas de consejos, confesiones, madurez. Madurez que viaja como puede entre lo niñas que seguiremos siendo. Siendo felices como cualquier mocosa. Siendo nosotras. Nosotras, entre nosotras.

Uno, dos, tres, muchísimas horas sin ti. Sin ti se hacen difíciles, raras, apagadas en vida, vacías en felicidad. Felicidad resultado de la complementación de dos. Felicidad que supera distancias. Distancias físicas pero no sentimentales. Distancia odiada pero inevitable. Inevitable sería el no vernos al menos una vez al año antes de verano. Verano testigo de la amistad forjada con los segundos de unión.

Noches donde solo la luna sabe que pasó. Pasó, nació, surgió, una amistad. Las estrellas envidiosas de lo que observaban cada noche, más de una querría poder estar en la piel de ella o la mía. Sol director cinematográfico de nuestra vida común. Común las risas, sonrisas. Llantos, lágrimas. Locuras, corduras.

Y dentro de una rato, no se cuanto exactamente, me volveré a sentar frente al mar. Mar infinito como nosotras. Sentiré el roce de las olas por mi piel, como si intentasen calmarme, darme mimos ya que ella ahora no lo puede hacer. ¿La arena? Volverá a correr, juguetear, entre mis dedos. Se deslizará para caer formando una cortina frente a mi, para volver a su lugar de procedencia, el suelo. Todo sin poder ser compartido con ella. Ella allí, yo aquí. Kilómetros que nos separan. Separan a los no luchadores, pero a nosotras no nos vence, nos une aun más.  

Te gustó: ¿Distancia? no guardes ninguna. Acércate. ¿Distancia? Déjala para los temerosos. Ven, acércate. ¿Distancia? Guárdala. guárdala para alguien que no sea yo. ¿Distancia? Eso déjaselo ala gente común. Para nosotros que sea lo que no vamos a hacer. Que la distancia se convierta en acercamiento.

.¿Distancia? La distancia no significa nada…cuando alguien lo significa TODO.

TE QUIERO GORDA